martes, 30 de septiembre de 2008


y con los párpados cerrados tantas formas extrañas, sensaciones y sentimientos se unen, dan vueltas y se vuelven brisa que te acaricia y te lleva. En ella viajan cientos de aromas, los más deliciosos, los que compiten con los sonidos , los mas melodiosos. Un leve calor de apodera de nuestro cuerpos libremente recostados sobre un colchón de verde y perfecto césped. Lo recorro con la mano, una textura fina y delicada como la seda, un color tan vivo y un olor tan natural. Acaso no quedaba como a una vida de distancia el mundo inteligible? Su maravillosa perfección era demasiada compleja para el pobre significado de la palabra. Era algo muy difícil de explicar, es como la sensación de abrazar el viento, de poder guardar un recuerdo en el cajón para revivirlo un día nublado, el terrible deseo de desesperadamente parar el tiempo para que no termine el cuento. Más fuerte que cualquier desgracia provoca una sonrisa en cada uno. Es el envidiable poder de la naturaleza.

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